La historia de nuestra institución permite comprender su identidad y sus valores actuales.
Los orígenes de la Universidad de Santiago de Chile se remontan a la fundación de la Escuela de Artes y Oficios (EAO) por parte del Estado de Chile en el año 1849 en la ciudad de Santiago, como respuesta a las necesidades de enseñanza técnica especializada de la creciente industria nacional de la época.
La necesidad de apoyar decididamente el desarrollo industrial a lo largo del país dio origen en 1947 a la Universidad Técnica del Estado (UTE), institución que se constituyó con una orientación preponderantemente tecnológica y social.
A partir de la década de los años 80, la institución se enfrentó a un escenario cada vez más competitivo y complejo, marcado por profundos cambios en las políticas de Educación Superior y en los patrones de financiamiento.
En 1981, por determinación gubernamental, las sedes de provincia fueron separadas de la Universidad, convirtiéndose en Universidad de Santiago de Chile, concentrando sus actividades en la capital con un número cercano a los nueve mil estudiantes.
En el inicio de los años 90, la Universidad proyectó su actividad académica hacia nuevas disciplinas,
con el propósito de expandir el desarrollo académico a otras áreas del conocimiento y aumentar su
competitividad dentro del sistema educacional.
A las ya tradicionales Ingenierías, Ciencias Básicas y Humanidades, se sumaron disciplinas de los ámbitos de las Ciencias Médicas, las Ciencias Sociales y la Arquitectura.
A partir de este escenario se reordenaron algunas facultades, nacieron departamentos académicos y escuelas y se crearon nuevas carreras, ampliando de manera significativa la oferta académica institucional, que se consolida en 2016 con la creación de la Facultad de Derecho.
En paralelo, se fue potenciando la capacidad de investigación y las instancias de vinculación con el
entorno nacional e internacional. Hacia el fin de la década del 90, la Universidad logró consolidarse
como una institución completa y compleja, y actualmente se ubica entre las cuatro instituciones
más productivas del país en número de publicaciones científicas.